Lisboa en moto es muy poco recomendable, aunque en principio parezca muy romántico. La combinación de asfalto desastroso con adoquines es fatal para las suspensiones de la moto, y si a eso añadimos los raíles de los tranvías, que son auténticas trampas mortales para las ruedas, circular se hace muy incómodo. Para más inri, las callejas estrechas y en cuesta, con adoquines que resbalan, no invitan a meterse por ellas. La orientación es fatal, todo es dirección prohibida y puedes recorrerte media ciudad hasta coger la dirección que quieres.
Resumiendo, que después de mucha vuelta hemos aparcado en Restauradores y hemos recorrido el barrio de Alfama andando.
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