16.9.10

Tetnuldi (4.858 m, Georgia)

Antes de nada tengo que aclarar que no hicimos cumbre, pero creo que lo que puedo contar de esta ascensión ayudará a otros conseguirla, o al menos tenerla en cuenta para planes de futuro. El Tetnuldi es una montaña que, aparte de la dificultad que supone la aproximación por glaciar con grietas y la planificación y precauciones necesarias para moverse en entorno de alta montaña a 5.000 m, no presenta impedimentos técnicos especiales. Y de todas formas, espero que merezca la pena leer mi artículo, sólo para soñar un poco.



En verano de 2010, a pesar de haber sufrido sólamente dos años antes una guerra que acabó con la independencia de dos regiones (Osetia del Sur y Abjazia), Georgia es un país abierto al turismo, deseando unirse al modo y calidad de vida del mundo occidental. Para alcanzarlos no dispone más que de su estratégica situación geográfica (entre Rusia, con la que se lleva fatal, Europa y oriente próximo), y de los impresionantes recursos naturales del Cáucaso, lo que en estos tiempos de crisis no le facilita mucho las cosas. En la capital, Tbilisi, la mayor parte de los preciosos edificios del centro histórico se resquebrajan del tejado al sótano, se vencen hacia los lados y se apoyan contra su vecino, que aguanta sólo porque a su vez se apoya en otro. En el resto del país da la sensación de que la mayoría de la gente vive de la agricultura y de unos servicios básicos.

Svanetia, la región del Cáucaso en que se encuentra el Tetnuldi, es un valle cuyo eje longitudinal discurre paralelo al de la cordillera. El aislamiento producido por la angostura de su parte más baja, de su contacto con el resto del país, ha mantenido hasta ahora (en que están mejorando considerablemente la única carretera que lo une a la civilización) un modo de vida todavía más básico y pintoresco que el de otras regiones del Cáucaso georgiano. Según las guías, viajar por esta zona hasta el año 2004 era inseguro debido a que se producían de vez en cuando secuestros, pero en ese año descabezaron a la principal banda que operaba en la zona. El resultado es que, según lo que vimos este verano de 2010, acuden al valle desde Tbilisi bastantes grupos organizados en convoyes de todo-terrenos, así como viajeros independientes. En Mestia, la población principal del valle, hay unas cuantas guest-houses, incluso un gran hotel, lo cual indica que ya hay cierto nivel de turismo bastante establecido.

Llegar a Mestia no es difícil y existe abundante información en las guías. Nosotros, que éramos un grupo de 8, contactamos desde España con una agencia georgiana para que organizara por nosotros la primera noche en Tbilisi, el transporte a Mestia y el alojamiento allí, la aproximación con furgoneta y mulas hasta el campo base, y nos proporcionara un cocinero que se quedaría en este campo. Si no fuera porque el cocinero resultó un pesado (y una carga), recomendaría sin dudarlo Caucasus Tours. Todo lo que no dependía de nuestro cocinero resultó impecable.

Para llegar desde la "civilización" hasta el campo base hay dos caminos. El que seguimos nosotros, el más largo, parte desde el puerto que separa los valles de Mestia y de Adishi-Ushguli, y asciende suavemente por el costado del Tetnuldi. La otra opción es subir directamente desde el pueblo de Adishi, mucho más corto pero más pendiente.


Ver Tetnuldi en un mapa más grande

Nosotros montamos el campo base al pie de los contrafuertes que sujetan el glaciar del Tetnuldi por el sur (a 3.000 m). El suelo es blando, hay agua corriente, y si hace malo, habrá menos nubes que más arriba. Al día siguiente nos encaramamos a los contrafuertes por una canal de piedras al principio, y nieve más adelante en su mayor parte, hasta 3.560 m, donde montamos el "campo base avanzado", sobre terreno pedregoso, para evitar poner las tiendas en la nieve del glaciar. Si se continúa ascendiendo por el glaciar, en dirección al Tetnuldi, hay otro buen emplazamiento (más pequeño) para montar un campamento junto a los contrafuertes, justo antes de hacer la curva para cruzar el glaciar. Los dos emplazamientos tienen agua cercana, en los neveros que caen hacia el valle. Otro sitio posible para montar un campo es el "hombro" (4.300 m), aunque ahí no hay agua, y al fin y al cabo desde cualquiera de los campamentos descritos se puede hacer cumbre con buen horario.

El día que hicimos la aproximación al campo base hizo un sol espléndido, y caminábamos mirando al Tetnuldi que se puede ver en las fotos de Internet: despejado, erguido y puntiagudo. En cuanto nos encaramamos a los contrafuertes llegó el mal tiempo de repente, y pasamos tres días metidos en las tiendas aprovechando los ratos en que no llovía para comer o desesperarnos en compañía. El tercer día hicimos una excursión casi hasta el hombro para explorar la ruta, lo que nos dio ánimos para aguantar la última chupa de agua antes del intento de cumbre que haríamos al día siguiente, el último que teníamos disponible. El día "T" (de Tetnuldi) llegamos bastante rápido hasta el hombro gracias a la confianza que nos dio la huella abierta el día anterior, y ante el negro espectáculo tormentoso que vimos desde el collado, algunos decidimos volvernos. Los que siguieron valientemente hacia la cumbre tuvieron que volverse a unos 300 m del objetivo (según nos dijeron) porque la inestabilidad de la nieve granulada que encontraron en la arista les impedía continuar de forma segura.

Blanca describió en su blog de forma mucho más detallada nuestra aventurilla: primera parte, segunda parte, tercera parte.

Un vídeo vale más que mil imágenes, así que a continuación podéis ver el del viaje, precedido de un trailer que hice para darle más emoción al estreno. El trailer dura un minuto, y el vídeo media hora más o menos.



2 comentarios:

  1. Fran!! Me ha encantado la entrada, que no imaginas que ganas de montaña me han despertado, y el vídeo está fenomenal!! He tomado nota de todo. Por cierto, queda pendiente que me cuentes el viaje a Corea. Un besazo

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  2. Deberían contratarte para hacer guías de viaje. Escribes mucho mejor que los de la Lonely Planet y encima haces vídeos mil veces mejores que los del leones ese, el de los pelos...
    ¡Ay!Amor de hermana.

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